Cirugías espirituales y sanaciones a distancia

Más de alguno de ustedes, habrá oído sobre los conocidos monjes del Centro Espirita Tupyara de Brasil, quienes invocan a famosos doctores con el fin de realizar operaciones espirituales y físicas. Siempre se comenta en las familias, que conocen a alguien que ha vivido esta experiencia, el cual los ha contactado a través de una carta, han sido operados y logrado mejoría de sus dolencias. Un caso conocido es el de nuestro periodista y presentador de televisión chilena Julián Efelbein, quién tras haber sido diagnosticado de un cáncer cerebral, su madre hizo las gestiones para recibir una cirugía espiritual, ocurriendo la eliminación total de su enfermedad.

Desde mi experiencia, la primera vez que tuve acceso a realizar un trabajo a distancia, fue a partir de un curso de radiestesia, donde aprendí a realizar diagnósticos energéticos de personas y lugares con sólo el nombre y fecha de nacimiento o la dirección y plano de un lugar. Fue muy sorprendente el saber que podía acceder a información -sin datos previos- de eventos que habían vivido personas, cuándo y dónde fueron; también me llama la atención lo preciso que es buscar agua con teleradiestesia en un plano, para así ir directo al lugar en terreno donde se debe perforar, para instalar un pozo. Empecé poco a poco a incursionar en sanaciones energéticas a distancia, apoyándome de la poderosa onda de forma que generaba la Cruz de Ankh y también la de distintos péndulos egipcios. Finalmente les quiero contar que participé a distancia en la cirugía de cáncer de colon, de una querida amiga, colaborando en el cerrando de fugas energéticas e instalando órganos etéricos con resultados muy satisfactorios.

Con el tiempo complementé mis prácticas con el don de canalizar (a través del enfoque Alama), visualizando qué hacer con las enfermedades y síntomas que padecían las personas. Lo casos que más se me repitieron en un comienzo fueron las discopatías, que además de alteraciones estructurales avanzadas, se sumaban fuertes dolores de espalda. Al enfrentarme al paciente cerraba mis ojos y pedía a mis Guías Espirituales que me mostraran todo lo referente a la dolencia de la persona, apareciendo comúnmente momentos de alta carga emocional que habían vivido. En ese momento crucial, era cuando les pedía a mis guías que me entregaran más información sobre esto y también qué les quería decir su enfermedad. Maravillosamente se abrían procesos invaluables, donde la persona lograba conectarse con eventos traumáticos, relatarlos y finalmente hacerlos conscientes. En sesiones posteriores se utilizan técnicas distintas, siendo una de las más utilizadas el viajar en el tiempo… Aquí pido que me lleven al lugar, tiempo, realidad o dimensión, donde se encuentre la mejor solución para la enfermedad de la persona. Lo entretenido de esta práctica es, que uno aparece en los lugares más extraños e insólitos, para así solicitar que seres vivos como plantas y animales, me compartan su energía para sanar.

Actualmente y con resultados altamente positivos, induzco a las personas a un estado de relajación, donde las voy guiando para que se conecten con sus dones sanadores y aprendan a auto-realizarse una cirugía energética. Les pido que se visualicen en posturas determinadas, para que puedan abrir su cuerpo en la zona afectada y luego con la ayuda del Amor Universal extraigan todo lo que les parezca anómalo (por ej: fierros, alambres, humo, barro, etc.). Por último, al terminar el proceso de cirugía, les conduzco para que rellenen con energía de sanación y analgésica, y finalmente sellen meticulosamente toda el área.

En fin, muchas formas hay de realizar una cirugía energética, ya sea a distancia o en persona, invitando a cirujanos espirituales o simplemente que el actor principal sea el propio paciente. Lo que realmente importa es que se entienda la enfermedad como consecuencia de procesos emocionales no resueltos, y que ésta aparece inicialmente en su mente, corazón o alma, hasta que finalmente el síntoma se expresa en su cuerpo físico.

A veces uno se pregunta ¿cuál de las medicinas es la mejor… la tradicional o la complementaria? Y la respuesta es que las dos deben ir juntas, ayudándose y sumando esfuerzos en beneficio de las personas. Concluyo diciendo que por sobre todas las cosas, las personas se deben empoderar de sus dones sanadores, tener la certeza de que todos somos capaces de sanarnos o de sanar a otras personas y que finalmente así todos contribuimos enormemente en nuestro retorno a la “Fuente” o al “Gran Espíritu”.

Terapeuta Alama
Félix Prelle N.

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