Qué es el Electrosmog y sus efectos sobre la Salud

En esta columna explicaremos los efectos que las radiaciones de los aparatos electromagnéticos originan en nuestra salud y cómo la terapia Alama puede ayudar a disminuirlos.

El electrosmog es la contaminación ambiental generada por los campos electromagnéticos y eléctricos originados por las radiaciones de los aparatos eléctricos, electrónicos y conductores de electricidad. Existen varios tipos de radiaciones como por ejemplo: radiaciones de ondas cortas, largas y pulsadas de alta frecuencia. Éstas pueden tener una gran influencia en el funcionamiento de nuestro organismo, perjudicándolo en varios aspectos.

Hoy en día los aparatos eléctricos, electrónicos y los medios de comunicación son indispensables tanto para nuestro trabajo como en nuestras actividades diarias y por lo tanto pueden afectar nuestra salud de manera no imaginable. A lo largo del día nuestro cuerpo recibe una cantidad importante de radiaciones nocivas, provenientes del computador, de los celulares y de los equipos inalámbricos. Incluso, aunque no tengamos muchos aparatos en nuestras casas muchas veces el peligro invisible viene del lugar de trabajo o del vecino. Las señales de internet inalámbrico cruzan nuestras paredes y nuestros cuerpos afectando nuestro organismo. Los automóviles con sus múltiples cables, equipados cada vez con tecnología más moderna (navegadores, Bluetooth) nos quitan energía y nos provocan malestares de diversa índole.

El electrosmog es entonces, la presencia de contaminación electro-magnética artificial en el aire, en el agua y en materiales, que tienen la capacidad de afectar al desarrollo normal de la vida. Todos los aparatos eléctricos producen campos eléctricos y magnéticos en distintas frecuencias: altas como los inalámbricos, o bajas como los cables del computador. Hay frecuencias que hacen más daño que otras, e incluso hay situaciones donde las frecuencias se combinan como en el caso de la electricidad sucia. Es importante mencionar que la polución electromagnética atraviesa todo tipo de materiales (madera, cemento, metal y plástico) en una construcción regular, llegando a penetrar desde unos cuantos centímetros hasta miles de metros. Está entonces en nuestras paredes, techos y pisos, como también en los espacios abiertos donde haya corrientes eléctricas o señales inalámbricas.

La forma y la intensidad con que las radiaciones pueden perjudicarnos, dependen del sistema inmunológico de cada organismo con su propio grado de tolerancia y de factores como nuestros hábitos de sueño, alimentación, actividad física y descanso, de nuestra edad, ocupación y nivel de exposición que tengamos al electrosmog.

Muchos de los malestares que algunas personas tienen durante el sueño, tales como insomnio, ansiedad, dolor de cabeza, etc., son ocasionados por las influencias de los aparatos eléctricos/electrónicos que tenemos dentro de nuestro hogar, conectados dentro de nuestra casa y, peor aún, en nuestra habitación. También afectan las influencias externas; es decir, las torres eléctricas, las antenas de telefonía celular, los transformadores y el alambrado que están cerca de sus casas, que debilitan de a poco su sistema inmunológico, haciéndonos aún más vulnerables.

Otros síntomas pueden ser el cansancio o fatiga excesivos, dificultades de concentración, vértigo, disminución del desempeño, mala absorción de nutrientes, dolor de piernas, alergias respiratorias, alzas de presión, etc. Síntomas que tendemos a significar como estrés por sobrecarga de trabajo, tal vez. Sin embargo, en algunos casos, lo que hay realmente es un “estrés por radiaciones” pero no lo reconocemos como tal, porque no nos damos cuenta de que estamos viviendo en un ambiente anti-natural, hostil para nuestro organismo, el cual despliega mecanismos para sobrevivir, y que esto genera que se pongan en funcionamiento nuestros mecanismos de alerta y nos estresemos.

Para comprender mejor este fenómeno, cabe señalar que la comunicación eléctrica ininterrumpida entre nuestras células es vital para todos los procesos biológicos, pues somos seres bio-eléctricos. La vida en las células vibra a 70 milivoltios cuando están sanas, sin embargo, las frecuencias generadas por el electrosmog, perturban el estado normal de nuestras células desencadenándose en enfermedades de toda índole, cuando se ha superado la tolerancia del cuerpo para combatirlas y auto repararse. Éste es, en definitiva, el estrés biológico generado por el electrosmog.

Si cada uno de nosotros se detiene a pensar un rato en lo que hace durante las 24 horas del día, se dará cuenta que no hay un momento en el que estemos fuera del alcance de esta “Nube Electromagnética”.

El gran problema con el que nos enfrentamos es que no podemos desactivar estos contaminantes, debido a que la vida humana en este momento se encuentra muy ligada a estas energías y dependemos en gran medida de ellas.

Existen formas de disminuir nuestra exposición al electrosmog, como por ejemplo, desenchufar los aparatos eléctricos que tenemos en nuestras habitaciones por las noches, no abusar del celular, ponerlo en modo avión y dejarlo lejos de nosotros durante la noche, apagar el wi-fi también durante la noche, no dejar encendido el calientacamas mientras estemos acostados, así como no tener frigobar y, de ser posible, tampoco TV en la habitación.

En Terapia Alama, cuando aparece el electrosmog como causante de alguna dolencia, además de dar estos consejos, podemos proteger a la persona que la está padeciendo a través de la impregnación con energías de luz de alta vibración que la protegen del electrosmog interno (proveniente del interior de su casa) y externo (proveniente del exterior de su casa) para evitar síntomas, enfermedades, molestias y problemas de cualquier tipo que pueda perjudicarla a nivel físico, emocional, mental, etérico o espiritual.

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